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18 diciembre 2012

¿Por qué hay que repostar los lunes?

¿Por qué hay que repostar los lunes?:
Pol Antràs, J. Ignacio Conde-Ruiz y Manu García-Tuñón
(@Pol_Antras y @Conderuiz)
Estimado lector, si está leyendo esta entrada hoy lunes, por favor abandone su ordenador inmediatamente y diríjase a la estación de servicio más próxima a llenar el depósito de su coche. Esta es la conclusión que se desprende de un simple análisis de la variación intrasemanal en el precio de venta de los carburantes en España. Como muestra el Gráfico 1, en los últimos seis años, los precios de venta del gasóleo A (o diésel) y la gasolina Euro Super 95 han sido significativamente más bajos los lunes que los otros días de la semana. Los precios parecen empezar la semana en niveles relativamente bajos, luego escalan hasta llegar a su máximo los viernes, para posteriormente retroceder paulatinamente hasta el domingo en que acaban la semana a un nivel similar al miércoles. El precio del resto de los carburantes presenta un ciclo semanal muy parecido. Estas diferencias intrasemanales no son cuantitativamente enormes, pero sí son estadísticamente significativas (el efecto negativo del lunes tiene un estadístico t superior a 8).
¿Por qué es el precio de los lunes sistemáticamente el más bajo de la semana? Un análisis de oferta y demanda sugiere una simple respuesta: la gente tiende a repostar a finales de semana en previsión de desplazamientos durante el fin de semana y por tanto la demanda es particularmente elevada los viernes y particularmente baja los lunes. El problema de esta explicación es que es inconsistente con los datos de otros países, donde uno esperaría que las mismas fuerzas operasen. Sin ir más lejos, un estudio con datos de Noruega recomendaba a los noruegos que no repostasen los lunes por la tarde (“Don’t fill your tank on Monday afternoon”) porque era entonces cuando se tendía a alcanzar el máximo precio semanal.
Incluso sin fluctuaciones en demanda, el economista irlandés (de madre española) Francis Edgeworth (1845-1926) argumentó que en industrias sumamente competitivas pero con restricciones de capacidad, uno podría observar ciclos en precios debido a intensas guerras de precios entre productores. Intuitivamente, los vendedores bajarían paulatinamente sus precios para captar cuota de mercado hasta que llegado un precio mínimo insostenible, un vendedor decidiese subir el precio discontinuamente. La explicación es elegante pero de escasa relevancia para el caso español. En primer lugar, porque la industria petrolera no es ni mucho menos “sumamente competitiva”: los tres principales operadores nacionales (Repsol, Cepsa y BP) controlan el 80% de la distribución de combustible. En segundo lugar, porque los ciclos que observamos en los datos son inconsistentes con la teoría de Edgeworth (no observamos bajadas graduales seguidas de saltos discontinuos hacia arriba y la teoría tampoco explica por qué el mínimo semanal ocurre precisamente los lunes).
El pasado miércoles día 12 El Periódico de Catalunya se hacía eco de este “efecto lunes” y sugería una explicación alternativa del fenómeno. Según una Orden del Ministerio de Industria de 2007, las petroleras españolas deben enviar a la Unión Europea con periodicidad semanal el precio de los distintos carburantes correspondiente al primer día laborable de cada semana, es decir (salvo excepciones) el precio de los lunes. Estos son precisamente los datos subyacentes a la base de datos del Oil Bulletin que usamos en nuestro post anterior. Así pues, una posible explicación del “efecto lunes” es que las petroleras decidan ofrecer a los consumidores precios más bajos los lunes porque éstos son precisamente los precios que acaban viendo la luz pública en las estadísticas de la Unión Europea.
¿Pero por qué se empeñan las petroleras españolas en reducir ingresos los lunes para así poder publicar precios inferiores a sus precios medios semanales? Una posible explicación es que las petroleras españolas quieran disimular el hecho de que sus márgenes son sensiblemente mayores a los de la media europea. Con el “efecto lunes”, los precios netos de impuestos que aparecen en las estadísticas oficiales se separan lo menos posible de la media europea. Obviamente, esta operación de maquillaje requiere que el mercado de carburantes sea poco competitivo y que las petroleras actúen de forma coordinada ya que en condiciones normales de competencia y sin mediar coordinación alguna, ninguna empresa tendría incentivos a llevar a cabo unilateralmente y “por el bien de la industria” una reducción de precios los lunes.
Esta explicación del “efecto lunes” puede parecer rocambolesca y es obviamente imposible de probar con total certidumbre. Sin embargo, uno esperaría que si dicha hipótesis es válida, el “efecto lunes” se debería intensificar en períodos en que las petroleras sienten mayor presión (por parte de las instituciones) para reducir sus márgenes. Desde hace varios años, la CNE supervisaba el sector y publicaba mensualmente informes en los que mostraba evidencia de que el precio en España de los carburantes antes de impuestos era mayor que en el resto de Europa. Estos informes pasaron medianamente inadvertidos hasta que en Julio de este año, la Comisión Nacional de Competencia publicó el “Informe de seguimiento del mercado de distribución de carburantes de automoción en España” donde ponía de manifiesto la falta de competencia en el sector y el hecho que los precios antes de impuestos y los márgenes de las petroleras en España se situaban entre los más altos de la Unión Europea. Esta publicación tuvo un gran impacto mediático, llegando incluso a conseguir que la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), la Asociación empresarial que agrupa a las principales Compañías petroleras que operan en el sector, encargara una respuesta a la consultora The Boston Consulting Group a dicho informe.
Y la pregunta ahora es ¿Ha cambiado mucho el efecto lunes desde este “intercambio de opiniones” entre las petroleras y las instituciones supervisoras? Los datos de nuevo hablan por sí solos. Como se puede ver en el Gráfico 2 donde separamos el “efecto lunes” antes y después de la publicación del informe de la CNC, el efecto lunes es entre tres y cuatro veces mayor desde Julio de este año. Más concretamente, las desviaciones respecto a la media han pasado de -0,18% a -0,79% en el caso del gasóleo A (diésel) y de -0,20% a -0,64% en el caso de la Euro Super 95. Se trata de diferencias estadísticamente muy significativas (con un estadístico t superior a 5.5 en el caso del gasóleo A y uno superior a 4 en el caso de la gasolina Euro Super 95).
En resumen, con lo visto en este post y en el anterior donde analizábamos la misteriosa caída de la inflación en noviembre, creemos que existen señales evidentes que indican una falta alarmante de competencia en este sector. El hecho que las acciones coordinadas de las petroleras hayan podido modificar los datos de inflación de noviembre o maquillar los precios que se reportan a los organismos internacionales no dejaría de ser anecdótico si no fuera porque es reflejo de unos de los problemas estructurales más graves de nuestra economía, como es la falta de competencia sectorial. La colusión conlleva que los ciudadanos y las empresas tengan que pagar precios más altos por los servicios y bienes que consumen, afectando al bienestar y a la competitividad de nuestra economía. Los costes para la sociedad son evidentes. Un céntimo de ahorro en el precio por litro de los carburantes (considerando sólo el consumo en Diesel y Gasolina 95) hubiera supuesto un ahorro para los hogares de 333 millones de euros en 2011. Y en términos más cotidianos, si en la última semana de noviembre (último dato disponible) hubiéramos llenado un depósito de 60 litros el lunes en lugar del jueves nos hubiéramos ahorrado 2,28 euros con un coche Diesel o 1,38 euros con un coche de Gasolina Euro Super 95. Es decir un 3,8% y 2,3% respectivamente de ahorro en cada caso.
Dada la precaria situación económica de muchos hogares en España, el Gobierno debería actuar ahora más que nunca y promover, de una vez por todas, una regulación y unos organismos reguladores que garanticen una mayor competencia sectorial en nuestra economía.
Update: la fuente utilizada son las estadísticas de la Comisión Nacional de la Energía sobre carburantes y los datos del Oil Bulletin de la UE

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