Tú vives siempre en tus actos. Con la punta de tus dedos pulsas el mundo, le arrancas auroras, triunfos, colores, alegrías: es tu música. La vida es lo que tú tocas.
Pedro Salinas
Decidir ir al castañar del Tiemblo en otoño y proponer una fecha para compartir una ruta con tus amigos es algo más complicado de lo que parece. Primero tienes que elegir una fecha en la que los castaños estén vestidos de gala y el suelo lo suficientemente decorado de otoño para que la ruta sea atractiva, después tienes que cuadrarlo con un fin de semana o festivo y que este no llueva, vamos algo demasiado complicado que intente sin existo creando un evento en Facebook, algo que esta claro no me sale nada bien.
Al final he quedo tan solo con Jaime para hacer la ruta aprovechando un festivo de la comunidad de Madrid, con un pronóstico de lluvia a partir de las 16:00 que no nos creemos ninguno de los dos pero como escusa para ir nos vale. La verdad es que resulta un tanto descorazonador, madrugar, ponerte en camino y a la mitad del trayecto hasta el punto de destino te caiga una buena tromba de agua.
Al llegar al Tiemblo el tiempo es seco, esta nublado, las alturas lucen un sombrero a modo de niebla y hace frío. Vamos lo que podemos denominar un día ideal de otoño para montar en bici para dos frikis del MTB. Con las primeras pedaladas comienzo a sentirme a gusto en la bici, lejos ha quedado la aversión a dar pedales que incube en Noruega y poco a poco voy disfrutando cada vez más de la bici. Jaime sigue aburriéndose con mi ritmo patético pero como ahora me pongo pulsómetro me puedo justificar algo jejeje.
Dejamos el tiemblo para ir ganando altura por el camino dela Artezuela, el comienzo es sencillo y la pista con hormigón se deja subir bien hasta que deja paso a la tierra y con ella las rampas, no muy pronunciadas pero constantes que poco a poco te van minando la moral. Ir charlando hace que los kilómetros y los esfuerzos pasen más rápido, subo bien y un tanto desorientado sin saber aún lo que queda me permito el lujo de decir que esta vez me ha parecido menos dura, que ingenuo, al final voy pidiendo la zona llana y ver el aparcamiento del Castañar.
Al llegar al Castañar comienza a llover ligeramente, los castaños no protegen de la lluvia que apenas nos moja mientras la oímos con resuena sobre nuestras cabezas. Rodar por el castañar en esta época el año es adentrarte en un mundo de fantasía, de luces, de colores de aromas, de sensaciones que vives a flor de piel y te deja una paz interior como pocos sitios son capaces de lograr. El poeta francés Paul Verlaine dijo una vez Los sollozos más hondos del violín del otoño son igual que una herida en el alma de congojas extrañas sin final. Hemos tenido suerte y podemos disfrutar del castañar en su plenitud, cuando cientos de hojas muertas yace cubriendo el camino sobre nuestras cabezas en la cúpula arbórea de un bosque encantado, el otoño tiñe de ocre el olvidado verano empapándonos de hojas doradas que son ofrecidas por el viento. Rendimos culto al abuelo visitándolo como cada año y continuamos rodando por las sendas que ofrece un bosque que ha decido deleitarnos con la niebla ofreciéndonos un espectáculo grandioso, asombroso. Da la sensación que ahora empieza el espectáculo y aparecerán ninfas correteando por entre los castaños o druidas preparando pócimas al tomar un giro del camino.
Al que si nos encontramos es a Adrián, lector del Blog y del foromtb que se presta amablemente a sacarnos una foto, muchas gracias, charlamos brevemente y continuamos rodando hasta ver donde termina la senda. Nos encontramos unas escaleras artesanales que suben hasta plataformas en los árboles, no cabe la menor duda que tiene que ser un mirador maravilloso un día despejado para disfrutar del castañar en toda su magnitud. La senda parece divertida pero se va perdiendo y cerrando entre la maleza como la niebla, por lo que decidimos dar media vuelta y emprender el camino de regreso al coche, tal y como esta el día subir al pozo es una tontería ya que no se vería nada.
La bajada hacia el tiemblo por la Sendade San Gregorio es un maravilla, disfrutona, hasta que por una limpieza de monte me confundo, pierdo el track y nos toca recuperarlo monte através con la bici al hombro unos metros. Como anécdota diré que Jaime con su permanente sonrisa me mira y me dice "… bueno por lo menos no esta lloviendo" y según termina la frase comienzan los goterones gordos a sonar contra el casco y fue un no parar de llover hasta el coche al que llegamos con una buena chupa de agua.
El castañar nunca defrauda pero he de confesar que hoy ha sido una de las visitas que mas me ha enamorado, me quedo con una gran frase de Doménico Ciere Estrada Advertir la vida mientras se vive, alcanzar a vislumbrar su implacable grandeza, disfrutar del tiempo y de las personas que lo habitan, celebrar la vida y el sueño de vivir, ése es su arte. Y tal vez el secreto para disfrutar de la vida sea ese, tomarla a sorbitos, de día, uno a uno, siempre con buena cara, siempre con buen humor, que al final siempre nos regalan días como este en el que el alma ha cerrado los ojos para sentirse ella misma.
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