Twitter

26 abril 2010

Orgulloso de una máquina

No se como empezar este a contaros esto, pero por algún lado lo he de hacer.  Voy a empezar por el título. "Orgulloso de una máquina". Si, es así, los que me conocéis os preguntaréis como yo he sido capaz de incluso plantearme esto. Una máquina es algo insensible, sin sentimientos, sin alma, sin nada. Si, es verdad, ya lo sé, pero.... 

Estoy todos los días entre ellas y no me dicen ni me producen ningún sentimiento, simplemente están ahí y punto. Se rompen y se arreglan, cumplen con su función que es para lo que están diseñadas y no puedes esperar más de ellas. 

Pero este sábado pasado, una máquina me hizo disfrutar de la naturaleza como en mi vida. Los que me conocéis sabéis de mi preferencia al ocio en el campo (medio natural lo llaman en la administración), y de mis gustos por la moto de campo.....de esta máquina es de la que os quiero hablar.

Ya hace unos 8 años, cuando corría en año 2002 adquirí una moto de campo. Casi no sabía que eso que toda la vida lo habíamos considerado como moto de campo o motocross ahora se denominaba enduro. Eso del enduro era básicamente como el trial con una moto de motocross y distaba mucho de la idea que tenia yo de lo de era la moto de campo.  Por mi y por mi situación geográfica, las montañas estaban bastante lejos y yo tenía a mi alrededor pistas y caminos interminables. 

Con mi moto he disfrutado mucho de largas jornadas en la naturaleza,  me ha dado muchas satisfacciones hasta que el pasado otoño ella y yo tuvimos un problema. Más bien digamos que el problema lo tenía ella. Se puso malita y yo me estaba pensando en si abandonarla por una de las preciosidades nuevas o ayudarla y recuperarse. La cosa no estaba tan clara, ya era una moto con siete años y aunque había estado mimada al milímetro había caído en un problema técnico de relativamente cara solución. La decisión fue bastante complicada y al final decidí arreglarla y solucionar el problema. Algunos euros, días y kilómetros de rodaje después ya estaba preparada para una de esas rutas a las que estábamos acostumbrados en otros tiempos. Otros tiempos en los que simplemente te montabas en tu moto y salías al campo. Pero ahora la legislación ha cambiado y hay que pedir autorización para cualquier cosa. Después de casi tres meses de intenso papeleo con las administraciones competentes y esquivando un par de nidos de alta protección ecológica (creemos que eran águilas reales), la autoridad nos concedió un permiso especial para transitar por campo. En plena primavera, con las lluvias de este año, el campo estaba simplemente perfecto: era todo verde, campos enteros de dehesas, encinas, prados, pastos,.....era todo azul, el cielo brillaba, el sol lucía como nunca, las lagunas y grandes charcos en los caminos eran perfectos, y allí estaba ella, casi sin darme cuenta hasta el final de los 400 kilómetros de ruta, callada, dándolo todo en todos los momentos, haciendo lo que debía perfectamente sincronizada, como si en verdad si lo que estuviera haciendo fuese devolverme el favor por haberla ayudado a volver a rugir tiempo atrás. 

Simplemente fue perfecto, aún hoy, dos días más tarde, tengo agujetas por todos lados, pero no se me quita la sonrisa de la cara por haber disfrutado de la naturaleza tanto como hace dos días. 

Ahora, cuando llego al garaje, la miro de reojo, ella lo sabe y es como si nos hubiésemos encontrado de nuevo. No me tenía que agradecer nada, pero la veo allí como si me agradeciese el poder volver a arrancar. Amiga, estamos en paz.

Pero claro, qué estoy diciendo, si solo es una máquina. GRACIAS COMPAÑERA [acarohandmade]




3 comentarios:

  1. Anónimo1:21 a. m.

    casi lloro, me alegro que te lo pasaras tambien, ahora sola falta que se arregle el cubo para irme contigo un dia,

    ResponderEliminar
  2. Anónimo1:22 a. m.

    soy el bombi

    ResponderEliminar
  3. el cubo sigue roto?!??!?!??!

    ResponderEliminar