Es una de esas pequeñas cosas que normalmente los ingenieros no miran. Se centran en rendimientos, en consumos, en otro tipo de cosas que a la hora de la verdad, parece que poco importan. El coche en cuestión es un Polo, y me ha encantado la forma de resolver algo tan sencillo como poder poner un bote o una botella de refresco.
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